La economista, integrante de la mesa técnica de pensiones, explicó los detalles del documento que le enviaron a los senadores para la reforma previsional. «Trataría de desdramatizar la idea de que la única forma de avanzar es aprobar la mega reforma», sostuvo. Agregó que «en la conversación técnica fue evidente que las bajas pensiones no eran responsabilidad de las AFP», sino de la «informalidad previsional».
Este lunes salió humo blanco en la mesa técnica de pensiones, que finalmente entregó el documento con sus conclusiones al Senado, el que servirá de base para la reforma previsional que impulsa el gobierno.
Pero, aunque hubo consenso en distintas materias, este informe salió sin acuerdo en temas como la distribución de los seis puntos adicionales de cotización, o en la separación de la industria previsional, donde los expertos prefirieron plantear distintas opciones, para que el mundo político decida cuál es el mejor camino a seguir.
La economista y directora ejecutiva del centro de estudios financieros del ESE Business School de la Universidad de Los Andes, Cecilia Cifuentes, quien fue integrante de esta mesa técnica.
En respuesta al gobierno que estableció que la única “línea roja” es que las pensiones suban ahora y no sólo en el futuro, la economista advirtió que este documento ya cuenta con elementos para «subir las pensiones ahora».
«Todo el primer año de esta discusión previsional se hizo a ciegas, sin los datos suficientes»
-¿Quedó conforme con el documento que elaboraron en la mesa técnica?
-Hemos ido avanzando en este proceso y creo que parte de este avance se explica porque se ha ido corrigiendo un error que llevaba bastante tiempo. Porque esta discusión de pensiones se estaba haciendo sin suficientes datos, respecto a decir quiénes son las personas que están rezagadas, a quiénes hay que mejorarle las pensiones. Y esto era un tema súper relevante, sobre todo después de la PGU, porque la PGU cambió el escenario en forma bastante radical (…) Y estaba mucho el discurso de que los jubilados llevan 15 años esperando, pero eso era incorrecto, porque con la creación de la PGU el pilar solidario pasó a ser el más relevante. Entonces era muy relevante tener los datos, y eso se logró recién en enero pasado. Todo el primer año de esta discusión se hizo a ciegas, sin los datos suficientes. Y esta vez nos facilitó mucho la conversación en esta mesa técnica, el que efectivamente ya podíamos mirar quiénes son los sectores que están con bajas tasas de reemplazo y por qué. Eso ayudó, y me genera algún grado de optimismo, porque es un elemento que no estaba antes.
-¿Está, entonces, optimista respecto a la reforma previsional?
-No sé qué va a pasar en la parte política, pero lo que sí puedo decir es que la discusión técnica fue bastante alejada de consignas, muy basada en evidencia, en datos. Y, por ejemplo, pudimos hacer una discusión bastante buena sobre el tema de organización industrial. Y de ahí quedó bastante claro que la idea de separar la industria no tenía una base técnica muy sólida. De hecho, lo que hemos encontrado en los estudios es que las economías de escala se lograban con 500.000 afiliados y no con 10 millones, como planteaba el proyecto inicial del Ejecutivo.
En ese sentido, hubo avances bien significativos, y que ojalá sirvan para que sea la base de un futuro acuerdo. Pienso que en los temas que hay acuerdos, deberíamos ir avanzando. No hay para qué esperar a que estemos de acuerdo en todo y hacer la mega reforma. Por ejemplo, en el tema de los fondos generacionales no hubo ninguna opinión contraria a la necesidad de mejorar la política de inversiones, y ese es un tema que uno lo podría separar absolutamente del resto del proyecto y avanzar en esa materia, que es además súper relevante en las pensiones.
-¿Cuáles diría usted que son los principales pilares del documento, o en qué temas primordiales lograron consenso?
-Analicemos por temas, la reforma no tiene solamente el tema de mejorar las pensiones, también tiene temas de organización industrial y tiene este tema de políticas de inversiones, que ese yo creo que es un primer acuerdo bien relevante, y que uno lo podría separar. En el tema de organización industrial yo creo que también se avanzó bastante. Tenemos un diagnóstico más o menos compartido, que esta es una industria en la que existe mucha inercia por parte de los afiliados, lo que dificulta que la competencia funcione bien. Si no tienes cómo captar clientes, las personas no reaccionan a alguien que le diga ‘yo le ofrezco menos comisión’, la gente no se cambia. El mecanismo para generar más competencia es una discusión técnica bien compleja, y de ahí, planteamos esta idea de la licitación de stock de afiliados, que en esa licitación no puede participar el Estado, para mí ese es un tema esencial, no es compatible tener una licitación en que el Estado sea juez y parte, eso es impresentable.
«Esta idea que menciona la ministra de terminar con las AFP siempre fue una consigna«
-¿Y qué pasa con la industria y con las AFP con el informe que elaboraron?
-La verdad que esta idea que menciona la ministra de terminar con las AFP siempre fue una consigna, porque cuando uno entraba en la conversación técnica, era evidente que las bajas pensiones no eran responsabilidad de las AFP. Entonces, si el problema principal es cómo mejoramos las pensiones, destruir a las AFP es un tema que va por otra línea, y lo que nosotros planteamos es que hay que hacer cambios en la organización industrial actual, pero eso no pasa por una refundación completa del sistema, pasa por cambiar algunas reglas que hagan que esta industria opere con mayor competencia, eso es lo más importante.
-¿Entonces, seguiría este esquema de empresas administradoras de cuentas, como hoy en día?
-Seguiría. Bueno, en la actualidad ya es posible dividir las funciones, y en ese sentido, no se innova. O sea, si algún gestor financiero quiere contratar los servicios de administración de cuentas, eso se puede hacer en Chile. Lo que sí es súper relevante es que aquí hay que determinar quién es el que tiene la relación con el afiliado. La relación con el afiliado la tiene que tener la persona que gestiona las inversiones, el que le está construyendo su pensión. Entonces, eso se facilita si es que además la persona que está gestionando las inversiones administra la cuenta también y no tiene a un tercero involucrado (…) también sugerimos que había que cambiar el sistema de cobranza, porque tenemos un sistema bien ineficiente cuando una empresa no paga cotizaciones.
-¿Pero, las AFP seguirían existiendo, bajo las conclusiones de este documento?
-Así es.
-Y en la distribución de la cotización (del 6% adicional), que era el principal problema, no llegaron a acuerdo… ¿por qué y qué opciones plantean ahí?
-Lo que pasa es que ahí partimos distinto. Yo siempre he sentido que el gobierno partió en forma errada. El gobierno partió diciendo cuánto quería, y después veía cómo lo gastaba. Lo que hicimos en la mesa fue de alguna manera invertir la lógica y decir, a ver, ¿a quiénes necesitamos beneficiar y cuánto cuesta? Y a partir de eso ver cómo lo financiamos. Y tal como sale ahí, los puntos de cotización son una alternativa de financiamiento, no necesariamente es la única. También se está planteando esta idea de una deuda fiscal con los cotizantes que, claro, se financia con cotizaciones, pero finalmente eso se le devuelve a los cotizantes.
Cuando uno miraba los datos, y yo creo que esto es algo bien relevante que se hizo en este proceso, lo que saltaba a la luz es que las personas que tenían tasas de reemplazo muy bajas eran sobre todo mujeres que habían cotizado muchos años. Entonces, lo que había que buscar es un mecanismo para mejorar a los grupos que se ven desfavorecidos. Y, si bien no se establece un aumento legal de la edad de jubilación, sí se introducen incentivos, para que las mujeres posterguen su jubilación, vinculado al beneficio bono tabla (…) Este va a ser un beneficio que se entrega a las mujeres a partir de los 65 años, y que es compensarles su pensión por la mayor expectativa de vida que tienen respecto a los hombres.
«Una PGU que se sitúa en la línea de la pobreza puede incentivar a las personas a no cotizar»
-¿Qué cambios recomendaron respecto a la PGU?
-Tuvimos un consenso bastante importante en que los beneficios tendrían que ser sobre todo para las personas que han cotizado mucho tiempo. Porque aquí en lo que tenemos que tener mucho cuidado es en no fomentar la informalidad, y la PGU tiene ese problema. Una PGU que ya está en un nivel que se sitúa en la línea de pobreza puede incentivar a las personas a no cotizar. Entonces cualquier mejoría adicional, de solidaridad, consideramos que tiene que estar vinculado a que las personas coticen. Y no que coticen cinco años, sino definitivamente que coticen más de 10 años, al menos. Y entonces ahí se establece una garantía de pensión, que hay que tener cuidado, porque está muy asociado a las personas que cotizan 30 o 40 años a los sectores de más altos ingresos, entonces también se le pone un tope… Y lo que hicimos ahí fue sugerir varios enfoques distintos, y que finalmente sea el mundo político el que diga qué opción les parece más razonable.
-Pero, ¿en la distribución de la cotización adicional del 6% no hubo acuerdo?
-Lo que pasa es que uno tiene que definir cuánto cuestan estos beneficios. La Dipres tiene una estimación que plantea que el bono tabla, este que compensa por edad, por expectativa de vida a las mujeres, cuesta 0,7 puntos de cotización. Hay otra estimación de la Asociación de Aseguradores que es más baja. Ahí hay que definir bien cuánto cuesta este beneficio, pero supongamos que puede costar medio punto de cotización, un poco más. Y después, esta garantía por años cotizados, también dependiendo de la opción que se elija, puede costar un punto de cotización o un poco más. Y eso es lo que acota, bueno, ¿cuántos puntos van a ir a solidaridad?.
«Hay elementos que hacen subir las pensiones ahora»
-¿Y es posible aumentar las pensiones actuales de los jubilados? Ya que fue la «línea roja» que estableció el gobierno respecto a la reforma.
–Hay elementos que las hacen subir ahora. Hay un pequeño reajuste en la PGU para situarla en la línea de pobreza. Está este bono tabla para las mujeres, entonces, ahí subirían en algo las pensiones de mujeres. Lo que se hace es, a una mujer que ya jubiló, recalcularle cuál hubiera sido su jubilación si se hubiera usado una expectativa de vida de hombre y ahí hay un beneficio. El otro beneficio es para las personas que han cotizado hartos años. Y esos son beneficios que se entregan a las personas actuales, a los jubilados.
-Ahora le toca al mundo político la tramitación de la reforma, ¿usted cree que con esto se pueda tener más consenso?
-Creo que esto es un insumo positivo en esa dirección. Creo que ayuda. No estaría en condiciones de asegurar si es que esto va a permitir que se apruebe la ley. Pero hay elementos que son bien destacables. De partida esta idea de que, desde el punto de vista técnico, sí es posible alcanzar acuerdos. Y el otro elemento es la importancia, y esto puede ser aplicable a otras reformas que se están discutiendo, de agregar más evidencia técnica y de datos a las discusiones. Yo creo que eso es algo que se había perdido y es muy importante a mi juicio retomarlo, porque es la única forma de tener el diagnóstico claro.
«Hay una gran deuda pendiente que es el tema de la informalidad»
-Ahora, si este acuerdo se implementa, ¿se resuelve el problema de las pensiones en Chile? ¿Permite arreglar el problema de fondo o hay elementos que, a su juicio, son fundamentales y no están considerados?
-Hay una gran deuda pendiente, que es el tema de la informalidad. Nosotros no vamos a resolver nunca el tema de las pensiones cuando sigamos con un 30% de informalidad previsional. Ese es el problema principal de las bajas pensiones, esa es la causa principal. Aquí se hacen algunas recomendaciones en términos de cotización de independientes, se trata de mejorar la cobranza porque en Chile hay 800.000 asalariados, o sea, personas que tienen un jefe, o que trabajan bajo dependencia a las que no les cotizan. Entonces, esas personas jamás van a tener una buena pensión, porque no están cotizando. Efectivamente ese problema sigue pendiente y es más del ámbito laboral que previsional.
Yo creo que el pecado original de esta reforma, fue que se hicieron promesas irrealizables. Yo siempre consideré que era excesivo, por ejemplo, plantear subir la PGU a 250 mil pesos, y que llegara al 100% de los jubilados. Simplemente la situación fiscal no da para eso. Entonces, aquí yo creo que es muy importante de alguna manera moderar expectativas y empezar a decir que aquí van a tener mejores pensiones las personas que contribuyan al sistema, y no mejores pensiones por el derecho a tener mejor pensión, porque eso no es así. No hay ningún país que pueda asegurar una buena pensión a una persona que no contribuye al sistema.
-¿En la PGU no hubo consenso en llegar a 250 mil pesos, pero sí en tener como referencia la línea de la pobreza?
-Es que aquí se planteó, y en eso sí tuvimos consenso, que hubiera un parámetro objetivo para definir la PGU. Porque si no, entramos en una lógica política súper peligrosa. Porque todos los gobiernos van a encontrar que lo más fácil es proponer aumento de la PGU y todo el mundo político lo apoya. Pero finalmente terminamos con el peor sistema de pensiones que podemos tener, 100% reparto. Y nadie cotiza. A eso hay que ponerle freno ahora. Por lo tanto, a mi juicio había que definir un parámetro objetivo ahora. En ese fue el punto en que no hubo consenso.
«Trataría de desdramatizar la idea de que la única forma de avanzar es aprobar la mega reforma«
-Llevamos más de 10 años tramitando reformas de pensiones. ¿Usted cree que hay que aprobar y hacer una reforma de pensiones a toda costa ahora?
-Ya hemos aprendido, con claridad, el error de aprobar malas reformas. Entonces, prefiero nada a una mala reforma. Ahora, es falso que no hemos avanzado. Hemos avanzado y harto. Y yo creo que si no logramos acuerdo pleno en todos los temas, hay temas en los que sí se puede ir avanzando. Trataría de desdramatizar esta idea de que la única forma de avanzar es aprobar la mega reforma. No es así. Hay muchos otros caminos para ir avanzando de a poco. Yo creo que la lógica maximalista nos ha jugado en contra en este tema.
-Es decir, ¿usted cree que ahora, con los puntos técnicos sobre la mesa, estarían las condiciones para poder avanzar y para poder llegar a un buen acuerdo?
-Yo lo veo como un camino. Aquí el problema es que los gobiernos esto siempre lo sienten como procesos de negociación, en el sentido de que yo doy esto, pero recibo esto. Esa lógica es compleja, y uno podría decir, ‘oye, si estamos todos de acuerdo que tenemos que perfeccionar la política de inversiones -y ese es un elemento súper relevante para lograr mejores pensiones, eso no tiene nada que ver con los puntos, no tiene nada que ver con la solidaridad, es un tema que uno lo puede separar completamente- bueno, avancemos en ese tema’. Yo no he escuchado a nadie que considere que no tenemos que hacer cambios en la política de inversión.
«En la mesa se mantuvo un clima grato de discusión, pero afuera había bastante ruido y eso dificulta el trabajo»
-La ministra del Trabajo, Jeannette Jara, ha tenido una semana de varios enfrentamientos con la oposición, además, había apuntado a las AFP por la demora en la reforma de pensiones, había dicho que “el país estaba secuestrado por un grupo económico”…. ¿Le parece que ese es el tono para abordar esta discusión?
-No me gusta entrar en calificaciones personales, pero en general, yo creo que ese tipo de discurso no contribuye a los acuerdos. Los dificulta. En algún minuto la ministra además mencionó que las expertas representantes de Chile Vamos habían desconocido los acuerdos, cosa que nunca fue así. Entonces, claro, esa lógica nos hacía difícil. Yo creo que fue más de una vez dentro de las discusiones de la mesa en que había temas que tenían mucho que ver con lo que estábamos haciendo y que nos enterábamos por una declaración pública de algún miembro del Ejecutivo, y la verdad que eso hacía el proceso más difícil. Varias veces tuvimos que decir ‘ya sigamos, esto vale la pena’, a pesar de que esto era como, ‘Sancho, no importa que los perros ladren, porque significa que estamos avanzando’, pero en algunos minutos esa era un poco la sensación.
-¿Había tensión al interior de la mesa técnica?
-Yo te diría que no, dentro de nosotros la relación siempre fue muy buena, no tuvimos nunca conflictos, nunca las discusiones subieron de tono, o sea, siempre se mantuvo un clima muy grato de discusión, pero efectivamente afuera había bastante ruido, y eso dificulta el trabajo.